jueves, 1 de noviembre de 2012

11 W. SPORTS WEB - TWITAZZO Y 100 AÑOS PARA EL CLUB ATLÉTICO TEMPERLEY - 1/11/12

Un siglo Celeste

Temperley con una rica historia futbolera, logró atravesar momentos muy duros, en los que el club estuvo a punto de desaparecer. Hoy cumple 100 años
Aquellos pibes que jugaban en los baldíos cercanos a la estación de Temperley también pensaron, ese 1º de noviembre de 1912, en la palabra Centenario, igual que los que hoy, 100 años más tarde, decidieron utilizar el hashtag “TemperleyCentenario” dejando libres los 119 caracteres restantes para que las felicitaciones por el primer siglo de vida del club puedan transformarse este jueves en el Tema del Momento (trending toppic).
Aquellos pensaban en el Centenario, pero el que tenía que ver con la Revolución de Mayo, que había quedado constituída en una fecha de una fuerte identidad dos años antes, cuando esos mismos pibes adolescentes ya se juntaban en esas tierras del sur del Gran Buenos Aires para seguir haciendo del fútbol el principal entretenimiento de esos días. Ese 1º de noviembre decidieron ponerle el nombre de Centenario Fútbol Club, unificando distintos clubes y equipos que desde 1910 se atribuían esa denominación y así constituyeron el origen que todos reconocen del Club Atlético Temperley, nombre definitivo que adquiriría en 1921.
Temperley fue la forma en que esa pasión única por el juego de decenas y decenas de pibes que tenían en la pelota una compañera a la que suponían para toda la vida, se desplegó sobre una geografía llena de baldíos y potreros, escenarios irremplazables para esa alegría de juntarse a jugar al fútbol. Ahí, en el sur, donde llegaba el tren tras haber dejado atrás Lanús, Remedios de Escalada, Banfield, Lomas de Zamora, territorios donde otros pibes y una misma pasión echaban raíces, con otras identidades y otros colores, muy distintos a ese celeste que finalmente terminaron adoptando los muchachos del Centenario Fútbol Club devenido en Temperley.
Y como todos ellos, el Celeste se convirtió en el club de barrio en el que todos querían jugar y al que entre todos fueron haciendo grande, grande en esas geografías enormes que fueron cubriendo potreros y baldíos con edificios, casas, industrias.
Allí empezó la historia que va de los amistosos que se acordaban con otros clubes de la zona y cuyos pedidos de realización figuraban en los libros de actas, hasta la quiebra en el nefasto agosto de 1989, cuando una deuda de más de dos millones de dólares lo puso al borde de su desaparición, una negra noche que se extendió hasta octubre de 1991 cuando el Club Atlético Temperley reabrió sus puertas a la comunidad y a la vida que parecía extinguida. Una historia que va de los 64 años entre la vieja primera B, la B Metropolitana y la B Nacional, a los 8 en Primera División, con apenas dos años en la C (1993/94 y 94/95), cuando tuvo que volver a empezar después de la quiebra.
Una vida eminentemente futbolera, que supo aguantar 37 años en la segunda categoría del fútbol argentino (período en el que tuvo al máximo goleador de todos los tiempos en esa división, Luciano Eufemio Agnolín, que para el celeste marcó 130 goles en 133 partidos; en el que conformó una de las delanteras más recordadas del entonces conocido como fútbol de los sábados, con Minniti, Crosta, Diéguez, Diz y Tarabini; etapa en la que debutó Alejo Escos, tal vez su máximo ídolo), hasta que logró su primer ascenso a primera, con un equipo en el jugaban Hernandorena, Panizzo, Agostinelli, Di Bastiano, el Negro Magalhaes, Patti, Fierro y Mariano Biondi, otro jugador inolvidable surgido del club.
Fue entre principios de los 70 y mediados de los 80, que incluyeron los 8 años en Primera, cuando el club alcanzó a dar su mayor salto futbolístico, mientras se gestaba el desastre institucional. Clasificado a la ronda final del Nacional de 1975 (con jugadores como el Mono Guibaudo, Belvedere, Raschia, Juan Carlos Merlo, De Marta, Benito Valencia), descendió en el 77 y retornó en 1982, en lo que fue su segundo y último ascenso, tras salir campeón después de ganarle a Atlanta por penales (13 a 12) en la final: Juan Carlos Piris, Néstor Scotta, Roberto Espósito, Hugo Issa, Roberto Dabrowski, Hugo Nelson Lacava Schell formaban parte de ese equipo, la mayoría de los cuales que, en 1983, jugaron en el Temperley que produjo su mejor campaña en Primera División, donde llegó a las semifinales y cayó por penales frente al que sería el campeón, Estudiantes de La Plata.
Luego vendría el pedido de quiebra y la lucha tenaz por recuperar el club. Por seguir conservando el patrimonio físico, económico y afectivo. Por seguir siendo dueños del estadio Alfredo Beranger, que lleva el nombre de un ex presidente, el más recordado de todos, asesinado en 1923 por el ex canchero del club. Por seguir siendo dueños de las instalaciones de un club que se abrió a la participación de los vecinos no sólo de los socios. Cuando el 24 de julio de 1993 Temperley volvió al fútbol –después de dos temporadas- una multitud acompañó a ese equipo de nombres casi desconocidos que le ganaron a Tristan Suarez por 1 a 0 en su debut en la categoría C, por la que sólo transitó dos temporadas. Por entonces Oscar Aguilar se había convertido en el jugador con más presencias vistiendo la camiseta del club.
Fueron años de la consigna “Temperley no quiebra”, la que alimentó el juego sagrado, ese que el despropósito se pretendía llevar puesto con toda una rica historia. Se dejaba de hablar de Temperley, mientras Temperley era depositario de la pasión más generosa, esa que lo llevó a salir de ese infierno, a volver a la B Nacional con un equipo que dirigía Mariano Biondi, a darse el lujo de tener a una ex deportista como la segunda presidente mujer de un club de la Argentina, Edith Pecorelli. Tiempos en los que un club en plena crisis no pudo retener a Mauro Navas, a Julio Cruz, a Mariano Campodónico. Tiempos de los que se salió luchando.
Tiempos que llegan hasta este presente de Primera B, donde hace dos semanas el Celeste se dio el lujo de ganarle a su rival de siempre, Los Andes, como para que el festejo del Centenario este 1º de noviembre fuera, como dice el “Twitazo por Temperley”, el tema del día.

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