INEXPLICABLEMENTE TIMORATO
Con una actuación deslucida, un Temperley inexplicablemente
timorato empató con un flojísimo Defensores de Belgrano, desaprovechando una nueva oportunidad para
sumar más puntos pensando en el Reducido.
En el Bajo Núñez no hubo diferencias entre un equipo que
busca un lugar para lograr el segundo ascenso a la B Nacional y el último
del torneo. Un Temperley híbrido, temeroso y escasamente ofensivo no pudo
superar a un equipo con grandes limitaciones, pero que –de no mediar tres
brillantes intervenciones de Crivelli- hasta podría haber ganado el partido.
El Celeste no encontró nunca el rumbo, básicamente porque no
tuvo brújula. Pelotazos sin destino, la imposibilidad de dar dos pases seguidos
y el paupérrimo nivel de algunos
jugadores (Pansardi, Montenegro), imposibilitaron que el visitante
esbozara en el campo algo parecido a una línea de juego. A la falta de ideas en
el medio (donde sólo se rescata la buena actuación de Giménez) se sumaba la
impericia ofensiva, con delanteros que, al no ser abastecidos, bajaban a buscar
la pelota y se amontonaban con los volantes.
Con el correr de los minutos llamó la atención la falta de
decisión de Temperley para caerle encima (aunque más no fuera con personalidad,
con garra, con ambición) a una defensa endeble, carente de otro recurso que no
fuese tirar la pelota afuera de la cancha o pegarle de punta para arriba.
En medio del enorme bostezo que fue este partido, hubo
algunas oportunidades claras para ambos equipos. Campodónico erró un gol
increíble frente al arquero Calviño, y un pelotazo de Manzanares (que tenía
destino de red) se estrelló en el pecho de un defensor rival. Crivelli, por su
parte, le sacó una a Maraschi (el mejor jugador del local) en el primer tiempo,
y un mano a mano sensacional al mismo jugador sobre el final del partido,
además de mandar al córner un taponazo al ángulo de Fioretto.
Esta vez Aníbal Biggeri fue conservador con los cambios.
Decidió no quemar las naves para buscar el triunfo y el resultado fue un tibio
empate que, como se dijo, pudo ser derrota si Crivelli no salvaba la jugada del
final.
Un panorama poco halagüeño para un equipo que no consigue
ganar de visitante y que acaricia pretensiones de entrar al denominado G4.
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