sábado, 8 de febrero de 2014

TODO X TEMPERLEY - TEMPERLEY PERDIÓ ANTE CHACARITA POR LA COPA ARGENTINA - 9/2/14

09 de Diciembre de 2013

SÓLO UN TROPEZÓN

Con el marco de un Beranger colmado, Temperley –que no jugó bien- hizo méritos cuanto menos para empatar frente a Chacarita, que le ganó 2 a 1 con flojísimo arbitraje de Ignacio Lupani.


Con el marco de un Beranger colmado, Temperley –que no jugó bien- hizo méritos cuanto menos para empatar frente a Chacarita, que le ganó 2 a 1 con flojísimo arbitraje de Ignacio Lupani.


En un partido atípico, jugado bajo un intenso calor, Temperley mostró sólo chispazos de ese equipo prolijo y vistoso que puede ser cuando sus principales figuras están en sintonía. Chacarita, con un planteo timorato, se fue animando a lo largo del primer tiempo, a medida que los mediocampistas del Celeste se veían superados por los de su rival.

Lentini, goleador y figura de su equipo, aprovechó dos de las oportunidades que tuvo y facturó. Temperley tuvo muchas más, pero sólo convirtió la de Brandán, quien de cabeza capitalizó un centro de Jara.

Es difícil explicar cómo un equipo que jugó con cuatro delanteros en el segundo tiempo puede dilapidar tantas situaciones de gol. Es verdad que el arquero Otarola sacó un par de pelotas increíbles, y que el arbitraje de Ignacio Lupani fue flojísimo, con algunos errores escandalosos, como el penal no cobrado a Brandán en el segundo tiempo, sancionado como infracción pero fuera del área. Pero también lo es que el gran déficit del Cele este semestre fue la efectividad. Uno de los puntos que seguramente trabajará su entrenador durante la pretemporada.

Desde la entrega, no hay nada que reprocharle al equipo. Buscó todo el partido, metió, luchó, aunque –en ese terreno- las ventajas fueron para su rival, más rústico en su juego, pero innegablemente efectivo. Queda claro que cuando Temperley no encuentra buena circulación, juego asociado y espacios para el toque o el desborde, se reducen sus posibilidades de ganar. Contra el Funebrero no tuvo un buen juego, pero su entrega y sacrificio merecieron, como mínimo, un empate que estuvo cerca de conseguir, más allá de los reflejos del arquero rival o los horrores arbitrales.

El resultado adverso no cambio nuestra opinión: el Celeste debe reafirmar la identidad futbolística que mostró a lo largo del semestre y que lo llevó a estar en el pelotón de arriba.

Un tropezón nunca es caída. Sobre todo, si las convicciones están fuertes.
Por Carlos Algeri

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