Asomó en San Lorenzo, donde arrancó en la Prenovena , debutando en
Primera en 2000 y siendo parte de los títulos del Clausura 2001, Mercosur 2001
("donde más partidos jugué", dice) y Sudamericana 2002. De aquella
época le quedó a Leonardo Di Lorenzo el ápodo de Tiki Tiki, reflejo de la
precisión de su juego. "Me lo puso mi viejo cuando yo era chiquito. Era
una especie de pedido para que encarase y jugase. Cuando llegué a Primera, un
periodista se enteró y empezó a repetirlo y ya me quedó para siempre",
explica. Una temporada a préstamo al recién ascendido Atlético de Rafaela en
2003-04 y el retorno a San Lorenzo para luego pasar a Argentinos Juniors fueron
los siguientes pasos. Hasta que emigró a Canadá para jugar en el Montreal
Impact. Allí, en varios sentidos, cambió su vida.
"La idea fue ir por un año, y terminé quedándome seis.
Es un fútbol muy distinto al nuestro. Muy vertical, muy físico. Salvando las
distancias es como el antiguo fútbol inglés, sin pausa y vertical. Me adapté
rápido. Ayudó que Montreal es una ciudad muy cosmopolita y nos encantó tanto a
mi señora como a mí. Aunque en Canadá se habla más francés que inglés, en el
club nos manejábamos con el inglés. Y con la base que tenía de haber estudiado
inglés acá, sumado al uso en el día a día, no tuve problemas para comunicarme.
Fue una muy buena experiencia de vida, volví siendo otra persona por lo que
significó conocer otra cultura", rememora.
El volante izquierdo de juego talentoso, nacido en Buenos
Aires el 20 de mayo de 1981, volvió a hacer las valijas para jugar en Chile:
Deportes Concepción y Universidad de Concepción. "Me encantó la ciudad
-cuenta-, un lugar hermoso y en los dos clubes me cumplieron todo. Empecé en
Segunda y después me di el gusto de jugar en un club de la Primera chilena. Pero
tenía ganas de volver a la
Argentina , de quedarme aca después de siete años. Disfruté,
pero extrañaba".
El retorno al país implicó su contacto inicial con la Primera B : jugó la
pasada temporada en Acassuso. Y ahora es uno de los nombres destacados del
Temperley que sueña con el ascenso. En el Celeste, Tiki Tiki Di Lorenzo tiene
como compañero a Gastón Aguirre, con quien no llegó a jugar en San Lorenzo pero
sí compartieron la
Selección Argentina Sub 20, donde también coincidió con otro
jugador de Temperley, el volante Emiliano Gianunzio (ex Lanús, Excursionistas y
Talleres de Córdoba).
"Llegué de última, la misma semana que empezaba el
torneo. En seguida comprobé que Temperley es un gran club, con una cancha
excelente y con una convocatoria enorme. Nos siguen muchísimos hinchas, es
tremendo. Ya en el campeonato pasado me tocó ir de visitante con Acassuso y
quedé impresionado por la cantidad de gente que había. En cuanto al plantel, es
un grupo muy sano y muy unido. Un grupo humilde, con ganas de ganar y, lo que
es importante, con hambre por conseguir cosas importantes. Llegamos muchos
jugadores nuevos, varios con amplia experiencia en el ascenso, sobre todo en el
Argentino A. Ojalá podamos seguir peleando bien arriba, este es un torneo largo
y díficil, con muchos clubes grandes", dice Di Lorenzo.
Subraya sobre la campaña: "El técnico, Anibal Biggeri,
nos pide algo no muy habitual en esta categoría y en este fútbol argentino
lleno de presiones y donde se arriega muy poco: que siempre intentemos jugar
por abajo y asumiendo el protagonismo en todos los partidos. En la mitad de
cancha nos da libertad, algo que para mí es importante por mi estilo. También
ayuda mucho que el estado de la cancha es excelente y se presta para
desarrollar este tipo de juego".
En Canadá, Di Lorenzo adquirió pasión por la lectura.
"Estando allá dejé de pensar las 24 horas en el fútbol y empecé a leer
mucho. Cada vez le fui agarrando más el gusto a la lectura. Tengo varios
autores que me gustan, como Dostoievski, Paul Auster, Nabokov... Le dedico
mucho tiempo a leer libros", relata el 10 -aunque usa el 11, su número
favorito de camiseta- que ilusiona a Temperley. Lleva 7 presencias y 2 goles
hasta el momento.
Los ascensos a Primera A de 1974 y 1982 son los más altos
logros futbolísticos del club, que también soportó tiempos de crisis y estuvo
al borde de la extinción. Su último ascenso a Primera B Nacional se remonta a
la temporada 1998-99, pero duró poco: al año retornó a Primera B. Desde
entonces, piensa en el regreso.
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