Un equipo de película
Alberto Lecchi es
vicepresidente 1° de Temperley y director de cine. Detrás de un club de la Primera B se encuentra
un autor versátil que supo abarcar uno de los temas más complicados de la
sociedad: la violencia de género.
Lecchi, entre otras obras,
dirigió Mujeres Asesinas y Epitafios. "Todavía hay una deuda que es mostrar
la psicología, no del maltratador sino de la maltratada", dice.
Quien dijo que el cine y el
fútbol no tienen nada que ver se equivocó.
¿Qué cosas cambiaron en el
club y cómo ves a la institución después de haber asumido hace un año?
-Cambio todo absolutamente.
El club estaba abandonado, casi sin actividades y en un estado económico y
edilicio catastrófico. Limpiamos, arreglamos y pintamos. En 9 meses hicimos la
remodelación del frente, celemanía, refaccionamos toda la secretaría y
presidencia, se hizo la sala de prensa, se amuebló la concentración, se cambio
la platea entera, se hicieron los vestuarios de fútbol profesional y se
acondicionó la cancha amateur. Se saneó la economía del club entero. Cuando
asumimos se debían 4 meses y aguinaldo a todos los empleados y había 36 juicios
en contra. Hoy levantamos 25 de esos juicios y saldamos todas las deudas.
Calculamos que a partir de junio el club estará totalmente equilibrado
económicamente.
¿En qué punto el cine y el
fútbol se conectan? ¿Cómo es trabajar en dos rangos totalmente diferentes?
-Se conectan en la pasión y
se conectan en la fantasía. Yo creo en Los Reyes Magos, si no, sería imposible
hacer cine en este país o creer que Temperley puede ser un club modelo. Vivo
del cine desde los 23 años sin estabilidad económica y con variantes
emocionales y sigo y lo logro, y también sé que vamos a lograr poner al club en
el lugar que se merece. En el trabajo también hay mucho en común. En una
película manejo a 50 técnicos y actores, en el club a 50 socios que están
colaborando. Se necesita gestión y psicología para hacerlo. En una película
para que crean que la que estás haciendo será la mejor, y en un club para que
la gente que trabaja sin cobrar un peso deba hacerlo con exactitud para que
funcione.
Si tuvieras que dirigir la
película de Temperley, ¿cuál sería el argumento y qué nombre le pondrías?
-No haría nunca una
película sobre Temperley porque me la pasaría llorando todo el tiempo. De
emoción y de angustia. Es el único equipo de Capital y Gran Buenos Aires que
estuvo clausurado, otros con deudas infinitamente superiores por decisiones
políticas siguieron en actividad. Levantarse de eso y llegar a donde hoy
estamos gracias a cinco familias que pusieron sus casas como avales ante la
justicia es un punto de partida para una peli. Eso me gusta, todo lo que se
hizo en el club lo hizo su gente. Nunca tuvimos padrinos políticos como los
otros clubes de la zona y hoy creo que somos superiores y con un techo al que
falta mucho llegar. El título: Lo mejor “del Celeste” es su gente.
La violencia de género es
un tema difícil de abarcar y tanto Mujeres asesinas como Maltratadas reflejaban
la parte más cruda de la realidad. ¿Cómo surgió la idea y cómo trataron con el
argumento?
-Siempre fui de la idea de
tratar de no dar golpes bajos ni mostrar más de lo que era necesario. Muchas
veces la realidad supera la ficción pero uno debe saber que no por eso hay que
mostrar todo gráficamente, y creo que todavía hay una deuda que es mostrar la
psicología, no del maltratador sino de la maltratada. ¿Por qué se quedan? ¿Por
qué no buscan ayuda? Porque la educación hizo posible que la maltratada tenga
tanta o más culpa que el maltratador.
Epitafios y Mujeres
Asesinas fueron dos de las series más exitosas de la televisión. ¿Cuál fue la
clave del éxito?
-El éxito depende de
infinitos factores y no sólo de la calidad de los programas. Aunque debe ser
muy difícil que un programa sin calidad tenga éxito. El momento en que se
estrenan, situaciones que hacen que el tema esté en vigencia, el título de la
obra, los actores, etcétera. pueden ser factores de éxito. Pero son
elucubraciones. Si supiéramos como se hace un éxito nunca haríamos un fracaso.
¿Esa fantasía que nombrás
es parte de la simulación de los jugadores dentro del área? ¿Es parte de la
ficción que construís?
-Ni ahí. Lo detesto. Cuando
veo a los europeos que se caen y se levantan no puedo creer a los nuestros. La
ficción que construyo tiene que ver con la fuerza para superarse e ir hacia
adelante.
Entonces, ¿cuál es la
clave para sacar a Temperley adelante?
-No robar. No transar.
Tener una idea de que el club es como tu casa. O como una empresa. No se puede
gastar más de lo que entra. El fútbol es determinante, ganás tres partidos
seguidos y sube la recaudación y el hincha viene más y colabora más. Nuestra
idea es no depender de eso. Si el club tiene 10.000 socios no dependerá de que
la pelota entre o no y entonces el club saldrá adelante. Asumimos con miedo
pensando que estábamos locos y que sería imposible. A diez meses sabemos que
con la cantidad de simpatizantes que tiene Temperley es posible.
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