Con mucho orgullo propio, Temperley dio vuelta el partido
ante Tristán Suárez con dos goles de Cristian Quiñónez, se alejó del descenso y
se subió al tren de la pelea por entrar al reducido
El golpe se sintió y fuerte en el Alfredo Beranger cuando
sobre el final de un primer tiempo apagado y sin muchas acciones rescatables,
Fedrico Barrionuevo aprovechó un error en la salida de Andrés Manzanares y no
perdonó a Federico Crivelli con un remate cruzado imposible de tapar. Es que no
era un partido más, en frente había un rival directo en los promedios, Tristán
Suárez, y sólo un triunfo encajaba en los planes del Celeste.
Por eso, en el segundo tiempo, el local volvió al terreno de
juego con otra mentalidad y dispuesto a llevarse puesto al Lechero. Con la
entrada de Luis López en lugar de Norberto Fariña, el Gasolero modificó su
esquema y empezó a pisar más fuerte en ataque, no obstante, los primeros
minutos del complemento debió sufrir dos embates, que fueron bien contenidos
por Crivelli.
De a poco y con más actitud que juego, los dirigidos por
Aníbal Biggeri se fueron animando y pusieron en aprietos a la vista, que
comenzó a mostrarse intranquila. Así fue que a los 60 Cristian Quiñónez conectó
de cabeza un centro de Andrés Manzanares, que descolocó al arquero Iván Brun y
elevó el 1 a
1 en el marcador.
Sin embargo, el Celeste no se quedó disfrutando el sabor del
empate y fue por más. Suárez, por su parte, intentó aprovechar los espacios
brindados por la defensa local, pero sintió la falta de Barrionuevo, quien fue
suplantado por Matías Conti alos 67.
Y tanto insistió Temperley que a los 87 Quiñónez se proyecto
por izquierda y tras un buen pase de Jorge González, que dejó mal parada a toda
la defensa, fusiló a Brun para desatar el festejo en las tribunas y sentenciar
la historia.
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