Por la espalda
Hernán Lewin renunció a la
presidencia de Temperley por presiones de la barra y casi todo el mundo
del fútbol optó por un silencio cómplice o en todo caso funcional a los
violentos.
El martes 1º de noviembre a la mañana
en las tapas de todos los diarios el escaparate deportivo se repartía
entre la sanción de la Fifa a Bolivia y el consiguiente perjuicio para
Argentina y el choque entre Central y Boca por los cuartos de final de
la Copa Argentina que se produciría al día siguiente. Sucedieron tantas
cosas en el ámbito deportivo en ese lapso que parece un siglo. Esa misma
mañana se produjeron dos hechos que no pasaron desapercibidos, pero sí
se fueron al fondo de las noticias: Hernán Lewin renunció a la
presidencia de Temperley derrotado por la barra y Daniel Orsanic
confirmó la nómina de tenistas argentinos que disputarán la final de la
Copa Davis ante Croacia en Zagreb entre el viernes 25 y el domingo 27,
la semana que viene. Pero eso no es todo. Pasó inadvertida la presencia
del secretario de Deportes, Carlos Mac Allister, al lado de Orsanic en
la sede del Cenard. El Colorado está en todas las fotos, no se pierde
una. Cumple con la adicción de los dirigentes argentinos de diferentes
ámbitos por figurar. Siempre y cuando sea redituable, claro.
Lo
que sigue puede leerse utópico, probablemente estúpido: la obligación
del secretario estaba al lado de Lewin. Lo mismo corre para otros
dirigentes del gobierno vinculados al fútbol. No en el momento de su
dimisión porque lo hizo a través de una red social, pero sí en una
conferencia posterior. Hacía rato que Lewin venía pidiendo ayuda y sólo
recibió indiferencia como respuesta.
Esa
indiferencia cumple hoy quince días. Ser dirigente sólo en las buenas es
para cualquiera. Podría apostarse que Mac Allister, que en 1998 fundó
un club al que le puso su apellido, no aparecerá en escena si Argentina
pierde la final de la Davis.
De nuevo al 1º de
noviembre. Más allá del entusiasmo que causa la quinta chance de ganar
la Ensaladera de Plata, la noticia de la renuncia de Lewin es aún hoy un
impacto tremendo al corazón del fútbol que aleja cualquier ridícula
chance de que el público visitante retorne a las canchas. Si los
dirigentes de los clubes están solos, el resultado está puesto.
Ni
siquiera se cuidan entre ellos. Mientras se construye la pantomima de
la Súperliga, por ejemplo, ni uno solo se solidariza con Lewin. Cuando
se reúnen, es una buena oportunidad para expresarse, para presionar,
para exigir, para corporativizarse en todo caso. Pero desprecian el
tema.
Sólo Christian Díaz, el entrenador de
Olimpo y ex de Independiente, se refirió casi una semana después al
tema. Lo hizo con seriedad y responsabilidad como enseñándoles el camino
a los dirigentes.
Aquí, en Rosario, en cualquier
momento puede pasar lo mismo. Sólo sería suficiente que algunos
dirigentes de Newell's decidieran irse para que se perdiera otra batalla
con mucha gente mirando para el costado. La verdad es que es para irse,
pero por ahora los puede el amor por el club.
El
desapego con el que la dirigencia, no sólo la del fútbol, desprecia el
tema supera largamente el "Todo pasa" de Julio Grondona, inscripción que
tenía en su famoso anillo y que marcó un estilo de conducción durante
décadas.
La referencia hecha más arriba al
público visitante no es antojadiza, es una de las apuestas del gobierno
nacional que ya sopesó hace tiempo los beneficios de semejante intento.
Pero todo cae en la bolsa de la promoción mediática y allí muere. Ejemplos sobran.
Mac
Allister, ex lateral derecho de Argentinos Juniors, Boca, Ferro, y
Racing y que también jugó, allá por 2004, en Deportivo Mac Allister de
La Pampa, promociona desde antes de los Juegos Olímpicos las bondades
del Enard y pide a gritos la elevación de la secretaría al rango de
ministerio para tener un margen de acción superior y una caja más
grande, pero nadie toma la decisión política de afrontar el problema de
cuajo y el deporte argentino crece e involuciona exclusivamente al
compás de las bondades y defectos de los deportistas.
Otra vez al 1º de noviembre. Lewin los dejó expuestos a todos.
Guillermo
Madero es el Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos y
promociona su gestión en twitter de la siguiente manera: "Lic. en
Ciencia Política, diplomado. Seguridad y Defensa. Director de Seguridad
en Espectáculos Futbolísticos del @MinSeg donde trabajo por una
#TribunaSegura". Como dicen los chicos ahora: "No lo estaría
consiguiendo".
El 26 de junio, hace más de 4 meses, Ovación charló con Madero para conocer las prioridades de su gestión.
"Hay
una decisión tomada para sacar al crimen organizado del fútbol", dijo
tajante mientras promocionaba el envío de un proyecto de ley penal
específica para desbaratar a las barras bravas del fútbol.
"Nosotros
como Estado queremos trabajar para sacar esos grupos violentos. En
principio hay una decisión política de la cabeza, del presidente de la
Nación, de decir nos vamos a meter con la violencia en el fútbol. Y eso
es lo que me marca la pauta justamente que desde la presidencia y
nuestro ministerio no va a haber ningún vínculo ni ninguna utilización
política. Ahora lanzamos un proyecto de ley penal específicamente para
fútbol, puntualmente para desbaratar al crimen organizado metido en las
barras de fútbol", avisó Madero en junio.
La única verdad...
El
martes 1º de noviembre, un presidente de un club de primera división,
Lewin, renunció por Facebook harto de pelear contra los molinos de
viento.
"Este es un mensaje de despedida para
todos los hinchas del Cele. Lo estuve pensando varios días y hablando
con gente que me quiere y he tomado la decisión de dar un paso al
costado... Más allá de la tristeza que siento, creo que es lo más
saludable para el futuro de Temperley".
"Algunos
pensarán que no soy valiente, los que me conocen saben que no es así,
que fui un luchador toda mi vida y me enfrente en mil batallas, la
última duró 10 años y la ganamos juntos con mi hijo Laureano (Nota de la
R: Lewin donó un riñón para su hijo de 9 años que padecía una
enfermedad congénita en las vías urinarias). Desde ese día, elijo sólo
las batallas que tienen sentido. Algunas veces, la mejor forma de torcer
el destino, es caminar derecho... Un saludo grande para todos, los
quiero".
Hernán Lewin ni siquiera era hincha de
Temperley cuando asumió la presidencia del club, que estaba más cerca de
la desintegración que del crecimiento. Y hoy está en primera división,
pero acaba de perder el partido más importante sin la ayuda del Estado,
ausente de toda ausencia.
De regreso por última vez al 1º de noviembre.
Mientras
Lewin renunciaba y el fútbol perdía una batalla decisiva, el secretario
de Deportes se mostraba con el capitán de Copa Davis. El problema es
que no tuvo capacidad de reacción para modificar su agenda en un día en
que su gestión era más importante que su imagen. Eligió mal el día el
Colorado Mac Allister para agregarle una foto a su currícula.
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