Y UN DÍA VOLVIÓ PERDEDORES POP
Leyenda de culto y referente estético del indie platense, el
grupo maldito del sur conurbano regresó, pero enseguida fue afectado por la
muerte del baterista Charly Piesco. En Homenaje, los hermanos Rial grabaron un
EP.
Desde su debut homónimo, editado en 1995, Perdedores Pop
construyó su espíritu a base de letras deudoras de tantas noches con amigos
como amores inasibles. Pequeños hits como 1000 higos, Mujeres, Brincan y
Planes, el curioso Carola del Bianco y hasta sus versiones en español
desarrollaron una receta de canciones pop debajo de caóticos acercamientos y
distorsiones que años después influenciaron a gran parte de la nueva camada
indie de bandas platenses y del sur de Buenos Aires. En 1996 sacaron su segundo
álbum, Tiempo de jóvenes, que salió sólo en casete y del que no se tiene
rastro, aunque desde hace algunos años el sello Laptra coquetea con la idea de
reeditarlo. En el medio hubo un casete de la revista Revolver, un compilado
para el que hicieron el tema Ahora soy un hippie hijo de puta.
A tres semanas de la amarga noticia, el mayor de los
hermanos Rial acepta que así como sus cenizas fueron arrojadas en la cancha del
Cele, la forma de despedir a Charly es tocando. Su hermano Santiago,
guitarrista y cantante de Perdedores Pop y DChampions (además de avezado
redactor del NO), lo recuerda como una persona intensa: “A lo mejor coincidía
un ensayo con un partido y el tipo te decía que venía, aunque ambos supiéramos
que no iba a ser así porque él iba a estar viendo a Temperley”. La esencia
barrial y esa especie de shoegaze tribunero que los Rial construían desde sus
guitarras iban sostenidas por el ritmo de Piesco. “Su forma de tocar me hacía
acordar a la del baterista de la
Jon Spencer Blues Explosion. El tenía el ritmo adentro”,
concede Santiago. En tanto que Esteban hace hincapié en el aspecto mecánico de
su toque: “Siempre veía en Charly una caja de ritmos humana. Agarraba un patrón
y lo seguía; era algo maquinal, pero con mucho corazón. Con mucho sentimiento
futbolero, pero no como el que se suele dar en las bandas de rock, que es más
de banderas y arenga. Era más un 5, un volante de marca: hacía el laburo que
había que hacer”.
La reunión de Perdedores Pop comenzó a materializarse con el
regreso de Esteban, luego de siete años en Madrid. Entretanto no pasaba
oportunidad en que los Rial –que luego de la disolución de ese grupo dieron
forma a sus proyectos Esteban R. Esteban y DChampions– no fueran encarados por
pibes que pedían por una reunión. Incluso hubo señales que le aparecieron a
Esteban en España: “Ya el año anterior había escrito algunas canciones por
primera vez en mucho tiempo y pensaba que era material para Perdedores más que
para algo solista”. A su regreso, el movimiento de piezas fue lógico: Mariela
Bruzzone, bajista original de Perdedores Pop, estaba felizmente casada y con
niños. Optó por ceder su lugar. A los otros tres integrantes, los Rial y
Charly, se les sumó el bajista de DChampions, Mauro Salerno. “Era amigo de
Charly y lo más natural fue mantener esa dupla, que venía bien rodada por tocar
en los DChampions”, indica Esteban.
Conformado el cuarteto, Perdedores Pop grabó material nuevo
después de 17 años. Se sumergieron en los Estudios DDR con la co-producción del
guitarrista Diego Demarco, de Los Auténticos Decadentes, y Marcelo Belén
(ingeniero de sonido, drum doctor y actual baterista de Siempre!), y
registraron cuatro temas originales: Quinta dimensión, Supernatural, Lujuria
asiática y Desearía encontrar otra forma de comunicarme, un tema viejo de
Santiago que, según su hermano, tal vez sea la mejor canción de Perdedores Pop.
“Cada uno acepta sugerencias del otro; siempre fuimos permeables. En líneas
generales, a los dos nos gusta encerrarnos y hacer canciones.” Siguiendo la
costumbre de versionar (Parece que no serás mía fue al I Can’t Seem to Make you
Mine de The Seeds lo que Luz de amor al Light of Love de T. Rex), Perdedores
aprovechó esta oportunidad, y la ocasión de contar con Demarco, para versionar
Auténtica, de Los Deca.
La idea de tener una pronta edición física y bien presentada
de este EP ronda la cabeza de los Rial como una forma de establecer, asimismo,
el legado de Charly Piesco. “Es una verdadera pena, porque nunca nos sentimos
tan bien como desde que volvimos a tocar. Creo que parte del proceso de
asimilar su muerte va a ser este primer y último concierto hasta nuevo aviso”,
confiesa Esteban. Este sábado, en el Festipulenta, los acompañará Tomás “Tifa”
Corley, baterista de Los Reyes del Falsete. Se anticipa un concierto muy
emotivo, un show que suena demasiado paradójico para un grupo llamado
Perdedores Pop que tuvo estribillos como aquel que decía “el destino tuvo otros
planes”.
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