miércoles, 27 de noviembre de 2013

TODO X TEMPERLEY - CRÓNICA DEL TRIUNFO DE TEMPERLEY SOBRE VILLA DÁLMINE - 27/11/13

TRIUNFAzO

En un encuentro emotivo, jugado bajo una lluvia por momentos torrencial, Temperley con fútbol, garra y corazón le ganó 1 a 0 a Villa Dálmine con un golazo de Matías Jara.

En un encuentro emotivo, jugado bajo una lluvia por momentos torrencial, Temperley con fútbol, garra y corazón le ganó 1 a 0 a Villa Dálmine con un golazo de Matías Jara.


La intensa lluvia, el viento y el aliento de la multitud que no paró de cantar por el Celeste en el Estadio Alfredo M. Beranger  le dio un tono épico a este triunfazo de Temperley, que fue justo y debió ser más amplio.


El Cele tardó 39 minutos en marcar la ostensible diferencia que lo separaba en el campo del equipo de Campana. En una más de sus tantas diabluras, Brandán (otra vez la figura excluyente), dio un medio giro en las inmediaciones del área e imprevistamente, ante la desatención de los defensores de Dálmine, Matías Jara  recibió el pase,  gambeteó al arquero y la cruzó al segundo palo. Golazo.
Antes y después, fue todo de Temperley, un equipo que siempre intentó jugar y que, aun en un campo rápido, no renunció al toque o a la gambeta. Desde el fondo, la impecable tarea de Aguirre tranquilizaba y a la vez contagiaba confianza. Gianunzio fue el de siempre, el dueño del mediocampo que tan bien conocemos. Matías Bolatti jugó uno de sus mejores partidos desde que está en Temperley, y Brandán (con “permiso” para flotar, sin posición fija) desparramó rivales cada vez que tocó la pelota. Y, por si fuera poco, ayudó en la recuperación. Dentro de un equipo sobrio, bien armado, parejo, el Pitu es el as de espadas. López estuvo impreciso, pero Jara cortó la sequía con el golazo ya apuntado.


El Gasolero no debió sufrir con los arrebatos finales de Dálmine, que casi nunca comprometió a Crivelli (llegó apenas tres veces en todo el partido, sin mayor claridad), incluyendo el penal inexistente que Julio Barraza cobró a favor del visitante y que Crivelli conjuró brillantemente. Anteriormente, el árbitro, de pésima actuación, había ignorado una clara mano de un defensor violeta en el área. Cobró un penal que no fue, e ignoró el que fue. Toda una definición de su labor.

De allí que el desahogo final de la multitud fuese emocionante. El equipo encontró respuestas anímicas para suplir viejas carencias, como la falta de definición, por ejemplo.  Cuesta creer que el Cele dilapide tantas situaciones claras de gol por partido. Tendrá que seguir trabajando en este punto. Aunque, nobleza obliga, hay que reconocer que no existe en la divisional un equipo que proponga tan abiertamente un juego asociado y ofensivo como el que hoy exhibe el dirigido por  Aníbal Biggeri.

 Y, además, ese equipo tiene el as de espadas. Un tal Brandán.
Por Carlos Algeri

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