jueves, 17 de noviembre de 2016

LA CAPITAL - SOBRE LA RENUNCIA DE HERNÁN LEWIN COMO PRESIDENTE DE TEMPERLEY - 17/11/16

Por la espalda

Hernán Lewin renunció a la presidencia de Temperley por presiones de la barra y casi todo el mundo del fútbol optó por un silencio cómplice o en todo caso funcional a los violentos.
El martes 1º de noviembre a la mañana en las tapas de todos los diarios el escaparate deportivo se repartía entre la sanción de la Fifa a Bolivia y el consiguiente perjuicio para Argentina y el choque entre Central y Boca por los cuartos de final de la Copa Argentina que se produciría al día siguiente. Sucedieron tantas cosas en el ámbito deportivo en ese lapso que parece un siglo. Esa misma mañana se produjeron dos hechos que no pasaron desapercibidos, pero sí se fueron al fondo de las noticias: Hernán Lewin renunció a la presidencia de Temperley derrotado por la barra y Daniel Orsanic confirmó la nómina de tenistas argentinos que disputarán la final de la Copa Davis ante Croacia en Zagreb entre el viernes 25 y el domingo 27, la semana que viene. Pero eso no es todo. Pasó inadvertida la presencia del secretario de Deportes, Carlos Mac Allister, al lado de Orsanic en la sede del Cenard. El Colorado está en todas las fotos, no se pierde una. Cumple con la adicción de los dirigentes argentinos de diferentes ámbitos por figurar. Siempre y cuando sea redituable, claro.
Lo que sigue puede leerse utópico, probablemente estúpido: la obligación del secretario estaba al lado de Lewin. Lo mismo corre para otros dirigentes del gobierno vinculados al fútbol. No en el momento de su dimisión porque lo hizo a través de una red social, pero sí en una conferencia posterior. Hacía rato que Lewin venía pidiendo ayuda y sólo recibió indiferencia como respuesta.
Esa indiferencia cumple hoy quince días. Ser dirigente sólo en las buenas es para cualquiera. Podría apostarse que Mac Allister, que en 1998 fundó un club al que le puso su apellido, no aparecerá en escena si Argentina pierde la final de la Davis.
De nuevo al 1º de noviembre. Más allá del entusiasmo que causa la quinta chance de ganar la Ensaladera de Plata, la noticia de la renuncia de Lewin es aún hoy un impacto tremendo al corazón del fútbol que aleja cualquier ridícula chance de que el público visitante retorne a las canchas. Si los dirigentes de los clubes están solos, el resultado está puesto.
Ni siquiera se cuidan entre ellos. Mientras se construye la pantomima de la Súperliga, por ejemplo, ni uno solo se solidariza con Lewin. Cuando se reúnen, es una buena oportunidad para expresarse, para presionar, para exigir, para corporativizarse en todo caso. Pero desprecian el tema.
Sólo Christian Díaz, el entrenador de Olimpo y ex de Independiente, se refirió casi una semana después al tema. Lo hizo con seriedad y responsabilidad como enseñándoles el camino a los dirigentes.
Aquí, en Rosario, en cualquier momento puede pasar lo mismo. Sólo sería suficiente que algunos dirigentes de Newell's decidieran irse para que se perdiera otra batalla con mucha gente mirando para el costado. La verdad es que es para irse, pero por ahora los puede el amor por el club.
El desapego con el que la dirigencia, no sólo la del fútbol, desprecia el tema supera largamente el "Todo pasa" de Julio Grondona, inscripción que tenía en su famoso anillo y que marcó un estilo de conducción durante décadas.
La referencia hecha más arriba al público visitante no es antojadiza, es una de las apuestas del gobierno nacional que ya sopesó hace tiempo los beneficios de semejante intento.
Pero todo cae en la bolsa de la promoción mediática y allí muere. Ejemplos sobran.
Mac Allister, ex lateral derecho de Argentinos Juniors, Boca, Ferro, y Racing y que también jugó, allá por 2004, en Deportivo Mac Allister de La Pampa, promociona desde antes de los Juegos Olímpicos las bondades del Enard y pide a gritos la elevación de la secretaría al rango de ministerio para tener un margen de acción superior y una caja más grande, pero nadie toma la decisión política de afrontar el problema de cuajo y el deporte argentino crece e involuciona exclusivamente al compás de las bondades y defectos de los deportistas.
Otra vez al 1º de noviembre. Lewin los dejó expuestos a todos.
Guillermo Madero es el Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos y promociona su gestión en twitter de la siguiente manera: "Lic. en Ciencia Política, diplomado. Seguridad y Defensa. Director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos del @MinSeg donde trabajo por una #TribunaSegura". Como dicen los chicos ahora: "No lo estaría consiguiendo".
El 26 de junio, hace más de 4 meses, Ovación charló con Madero para conocer las prioridades de su gestión.
"Hay una decisión tomada para sacar al crimen organizado del fútbol", dijo tajante mientras promocionaba el envío de un proyecto de ley penal específica para desbaratar a las barras bravas del fútbol.
"Nosotros como Estado queremos trabajar para sacar esos grupos violentos. En principio hay una decisión política de la cabeza, del presidente de la Nación, de decir nos vamos a meter con la violencia en el fútbol. Y eso es lo que me marca la pauta justamente que desde la presidencia y nuestro ministerio no va a haber ningún vínculo ni ninguna utilización política. Ahora lanzamos un proyecto de ley penal específicamente para fútbol, puntualmente para desbaratar al crimen organizado metido en las barras de fútbol", avisó Madero en junio.

La única verdad...
El martes 1º de noviembre, un presidente de un club de primera división, Lewin, renunció por Facebook harto de pelear contra los molinos de viento.
"Este es un mensaje de despedida para todos los hinchas del Cele. Lo estuve pensando varios días y hablando con gente que me quiere y he tomado la decisión de dar un paso al costado... Más allá de la tristeza que siento, creo que es lo más saludable para el futuro de Temperley".
"Algunos pensarán que no soy valiente, los que me conocen saben que no es así, que fui un luchador toda mi vida y me enfrente en mil batallas, la última duró 10 años y la ganamos juntos con mi hijo Laureano (Nota de la R: Lewin donó un riñón para su hijo de 9 años que padecía una enfermedad congénita en las vías urinarias). Desde ese día, elijo sólo las batallas que tienen sentido. Algunas veces, la mejor forma de torcer el destino, es caminar derecho... Un saludo grande para todos, los quiero".

Hernán Lewin ni siquiera era hincha de Temperley cuando asumió la presidencia del club, que estaba más cerca de la desintegración que del crecimiento. Y hoy está en primera división, pero acaba de perder el partido más importante sin la ayuda del Estado, ausente de toda ausencia.
De regreso por última vez al 1º de noviembre.
Mientras Lewin renunciaba y el fútbol perdía una batalla decisiva, el secretario de Deportes se mostraba con el capitán de Copa Davis. El problema es que no tuvo capacidad de reacción para modificar su agenda en un día en que su gestión era más importante que su imagen. Eligió mal el día el Colorado Mac Allister para agregarle una foto a su currícula.

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